domingo, 2 de octubre de 2011

III Editorial - U. REPORTER


III Editorial-U. REPORTER

Andrés Cordero Chacón
Bachillerato en Derecho
Coordinador Club de Periódico

El ser humano desde la antigüedad se ha ido adaptando a la realidad que se le presenta, una alcanzada por cambios ejecutados de mano de la naturaleza o creados por el mismo humano, como parte de su desarrollo. La sociedad contemporánea, no importa el plano desde el cual se vislumbre, es en sentido alegórico un organismo compuesto por millones de células con la capacidad, basta aclarar no sólo de reproducirse, sino de generar esferas, ideas; a las cuales se ajustan o la sociedad a ellas. 

Este cambio o transformamiento se ha venido precipitando desde los siglos pasados como el siglo XVII y principios del siguiente con la Ilustración, el estudio de las ciencias y el arte, la búsqueda de la razón, así como a finales del s. XVIII en plena Revolución Industrial, este acontecimiento conocido como la invención de la máquina (proyectos que fueron posibles gracias a la implementación de corrientes nuevas, pasar del feudalismo a la burguesía industrial como grupo de control) capaces de ser innovadoras a pesar del retroceso en cuanto a tecnología y pensamientos cercenados con los que se contaba. Es en este momento, bajo el cual las personas se envuelven en desemejantes modos de pensar y se da inicio a un gran cambio en el modo de vivir de la sociedad mundial de aquel entonces. 

Precisamente el contexto histórico antes mencionado, tan parco y a la vez de gran interés a nivel global, es una ubicación para el entendimiento de la gran vicisitud palpada en este momento por la población mundial; citado precedentemente la tecnología resulta ser uno de los grandes saltos del hombre, un avance extraordinario en cuanto a imaginación, contraste de perspectivas, diversos modos de pensar y actuar plasmados en la misma. Ideas que antes pudieron haber sido consideradas totalmente desconocidas, inalcanzables o simples utopías. 

Estas herramientas sin duda alguna han facilitado, conforme van progresándose y mejorando, la vida de cada uno de los habitantes de este planeta, es casi imposible considerar que muy pocos se encuentran en la posición de tener acceso a las mismas, pues existe una gran demanda de esto llamado tecnología; cotidianamente desde los lugares de estudio, trabajo y demás faenas de acción se convive con artefactos tecnológicos a los cuales prácticamente fuera de la usanza se les trata como uno de tantos seres y necesarios de toda clase de cuidados, observaciones y mejoras. 

No corresponde en este escrito, brindar una caracterización total subjetiva o análisis de los instrumentos tecnológicos, empero, sí razonar de forma escueta el rol personificado por este conjunto de técnicas con ciencia aplicada, que se han convertido en pieza significativa de la sociedad en constante movimiento de cambio. Por tanto, el hombre es capaz de crear, innovarse, acezar[1], crecer y marcar la huella del descubrimiento con su inteligencia y sagacidad, esto trae a la memoria a uno de los conspicuos[2] filósofos alemanes del Siglo de las Luces, Immanuel Kant (1724-1804), quién definió el período de la Ilustración como un accionar por el cual "el hombre se desprende de su inmadurez causada por él mismo”; “¡Atrévete a conocer! ¡Ten el valor de usar tu propia inteligencia!”.



[1] Se puede utilizar en diversos contextos, por ejemplo en éste funciona a modo de desear algo, incitar; si querés cambiarlo no hay problema. Sagacidad por si no sabe es perspicacia, audacia o astucia.
[2] Esto es célebre, distinguido, caracterizado…

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