Jóvenes como agentes de cambio
Por Carlos Díaz Chavarría
Escritor - articulista - Comentarista de Panorama
Escritor - articulista - Comentarista de Panorama
El Beato Juan Pablo II, en su carta apostólica a las y los jóvenes del mundo en ocasión de 1985 como el Año Internacional de la Juventud, expresó: “Vosotros sois la juventud de las naciones y de la sociedad, la juventud de cada familia y de toda la humanidad; todos miramos hacia vosotros, porque todos nosotros en cierto sentido volvemos a ser jóvenes constantemente gracias a vosotros, por eso, vuestra juventud es un bien especial de todos, un bien de la humanidad misma.
En vosotros está la esperanza, porque pertenecéis al futuro y el futuro os pertenece”. Ciertamente, como lo manifestó Su Santidad, nuestra juventud, culturalmente heterogénea, constituye una enorme riqueza social al ser, a pesar de este mundo adverso, cambiante y demandante, la encarnación de la expresión simbólica de los procesos de transformación social.
Por ello a los jóvenes en la actualidad se les debe formar, más allá del aspecto académico, como agentes creadores de liderazgo, quienes asuman un pensamiento crítico sobre temas de desarrollo social, cultura de paz, derechos humanos, valores, autoestima, solidaridad, comportamiento social, ecología, equidad de género, prevención de drogas, salud integral y reproductiva o democracia, pues esto, indiscutiblemente, es de suma relevancia, y muy necesario por cierto, para la buena marcha del país en la medida de que cada empeño, sacrificio y superación de los jóvenes por implantar y desarrollar proyectos liderados por ellos repercute en un ejemplo claro de voluntad, servicio y proactividad.
Ante este panorama, Costa Rica demanda jóvenes líderes, jóvenes emprendedores, quienes sean difusores y propulsores de paz, tolerancia, respeto y progreso, para que actúen, de manera comprometida, como entes de cohesión social. Se trata de lograr que ellos formen parte como ciudadanos, para dejar de ser simplemente habitantes, solamente espectadores, con el propósito de que puedan convertirse, con la orientación, preparación y motivación adecuadas, en los principales protagonistas de los cambios transformadores de la humanidad; no obstante se debe tener el cuidado de no caer en discursos repetitivos pues muchas veces cuando se habla de liderazgo se queda solamente en un asunto de retórica.
De ahí la necesidad de abrir, o aprovechar espacios ya existentes como las aulas, en donde los jóvenes conozcan bien su entorno para que busquen, de manera libre y reflexiva, la manera de agregarle valor a este, pues si se desea contar con jóvenes con visión de liderazgo se debe formar su consciencia, su evolución y crecimiento, por ello descuidarlos es perder una oportunidad generacional de buscar soluciones a los problemas sociales y a su activa y constructiva participación al debate sobre los temas que están marcando la agenda pública de nuestro país.
Por fortuna no son pocos los jóvenes quienes, cada vez más organizados en Comités Cantonales, agrupaciones universitarias, políticas, artísticas o religiosas, se están convirtiendo en actores sociales, políticos, económicos y culturales, capaces de elaborar, promover y coordinar la ejecución de políticas públicas dirigidas a incrementar las potencialidades del desarrollo integral de la sociedad.
En este sentido, por ejemplo, el presidente del Gobierno Estudiantil de la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología, Ulacit, Fabián Valenciano Góngora, explica que "en una sociedad tan competitiva, se pide de la juventud mucho más que la simple adquisición de títulos como respaldo hacia la formación profesional. El mundo, en particular Costa Rica, requieren de jóvenes emprendedores, ávidos de información y con un vasto espíritu investigativo, capaces de asumir retos y liderar movimientos. El emprendimiento, debe dejar de ser una cualidad exclusiva de pocos y por consiguiente pasar a ser el motor que impulse a nuestra juventud, una juventud sin miedos y con mucha fuerza para liderar e impulsar grandes cambios". También Alejandro Rojas Araya, representante estudiantil de la Universidad de Costa Rica, manifiesta que “la sociedad, en especial los centros educativos, deben procurar formar alumnos para enfrentar los diversos contextos del entorno nacional e internacional, es decir, personas con clara visión crítica y patente participación para lograr dar un impacto positivo en la sociedad y dar un ejemplo, como jóvenes, para que otros nos sigan y así puedan desarrollar, también, sus habilidades de liderazgo”.
Entonces hoy, más que nunca, se requiere la renovación y la innovación del liderazgo nacional juvenil pues los jóvenes deben participar, con libertad absoluta y con autonomía, en las nuevas propuestas de la transformación social de los pueblos, además ya esta visión de la trascendencia de la participación social de la juventud de América, la había puesto en evidencia, acertadamente, en los setenta, el escritor José Enrique Rodó en su ensayo Ariel, cuando le asigna a los jóvenes la tarea de renovar las virtudes más nobles del espíritu humano, ya que al ser sinónimo de posibilidades y energía que pueden ser canalizadas con el fin de lograr sus mayores anhelos, ellos constituyen una fuerza de la sociedad, y de la naturaleza, capaces de realizar la plenitud de ser; también el reconocimiento de los aportes de los jóvenes ha quedado establecido por la Organización de Naciones Unidas (ONU) al declarar el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud y del 12 de agosto del 2010 al 12 de agosto del 2011 el Año Internacional de la Juventud.
Por ello, definitivamente hay que creer en la juventud, en esos jóvenes quienes sobresalen en sus estudios por dar lo mejor de sí; quienes están permanentemente informados sobre los acontecimientos de su entorno; quienes llevan a cabo proyectos de emprendedurismo; quienes colaboran en los proyectos sociales de su comunidad; quienes buscan variedad de canales para externar sus puntos de vista; quienes definen metas personales y profesionales claras, concretas y meditadas…; hay que creer en que ellos, junto con los adultos, pueden definir patrióticos y humanistas proyectos de vida acordes con las exigencias de los nuevos tiempos.
Porque jóvenes con creatividad, con valores, vocación laboral, solidaridad, capacidad de diálogo, trabajo en equipo, integridad, ética, juicio crítico e innovador, humanistas, en fin jóvenes con ansias y acciones de liderazgo, transformados en agentes de cambio, son quienes pueden coadyuvar al desarrollo de nuestra sociedad y contribuir a forjar nuevas generaciones de líderes que forjen una nueva cultura de visión, reflexión y competitividad con mayores niveles de exigencia y calidad para generar renovadas formas de desarrollo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario